En cuanto a la población y tierra cultivada, se observa en el gráfico que
precisamente países densamente poblados, con baja cantidad de tierra cultivada
per cápita, son países de alto desarrollo y crecimiento económico, y a la
inversa, países con mucha tierra disponible y baja densidad poblacional,
presentan altos índices de pobreza.
La pobreza y
el control de la población
Un argumento muy utilizado para justificar el control demográfico es que
los países son pobres porque tienen mucha población y, por ende, los recursos de
que disponen no son suficientes para que salgan de la pobreza. Este argumento ha
justificado políticas de fertilización masiva de mujeres en Africa, incluso sin
consultarles, ha llevado a la famosa política de un solo hijo en China (cuyos
efectos se analizan más adelante), y a la implementación de programas de
educación sexual basados en el reparto masivo de preservativos en los colegios
de diversas partes del mundo, sin considerar sus
efectos.
Sin embargo, resulta fundamental desmistificar este argumento de mayor
población–mayor pobreza. Los diversos estudios que se han realizado no han
podido demostrar una relación de causa-efecto en este tema. Así, hay países que
se han empobrecido junto con un aumento de su población y otros que, por el
contrario, se han enriquecido. A modo de ejemplo, países como Taiwan, Japón y
Corea, que tienen una densidad poblacional entre 150 y 200 veces superior a
Somalía, presentan un ingreso percápita de entre 200 y 500 veces más que dicho
país.
Por otra parte, las regiones más pobladas no son las más pobres. Por
ejemplo, Hong Kong, Taipei, Tokio y Manhattan, con altísima densidad
poblacional, presentan los más altos estándares de vida para sus habitantes
.
Ha quedado demostrado que la pobreza no va asociada al crecimiento
poblacional sino que dice relación precisamente con falta de oportunidades para
que su gente pueda progresar, bajo nivel de escolaridad, ausencia de democracia
en sus países, (normalmente gobiernos de tiranía prolongados en el tiempo),
falta de una prensa libre que puede denunciar los abusos de poder, ausencia de
instituciones sociales básicas, etc.
Razones de
los que promueven el control demográfico.
Las razones que se explicitan como argumentos a favor del control de la
población, principalmente para los países en vías de desarrollo o del llamado
tercer mundo, son la pobreza que ellos presentan, el cuidado del medio ambiente
y los llamados derechos reproductivos de las mujeres. Sin embargo, se pueden
señalar algunas razones más de fondo y que apelan más bien a intereses
económicos o razones de poder que llevan a los países desarrollados a querer
controlar la población de los en vías de
desarrollo.
En primer lugar, el deseo de continuar ostentando el poder económico. Ya
en los años ‘70 el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió el documento
“Informe Kissinger”, en el que se indicaba que “los intereses económicos de ese
país exigían el control demográfico
de los países menos desarrollados. El temor a un agotamiento de las materias
primas en esos países, a causa del crecimiento poblacional descontrolado, era
una de las razones esgrimidas”[1]
Por otra parte, se señala como otra razón para impulsar estas políticas
el deseo de poder, principalmente el poder ideológico, es decir, imponer una
forma de pensar, de ver la vida y de dirigir a un pueblo, por aquellas naciones
más poderosas. En el mencionado informe Kissinger se señaló también que un
crecimiento desmedido de la población en los países en desarrollo podría
constituirse en una tentación de rebeldía contra los países
ricos.
Finalmente, no puede dejar de mencionarse que la ideología feminista que
ha imperado mayoritariamente en los organismos de las Naciones Unidas, busca
imponer una concepción de la sociedad y de la mujer bastante egocéntrica, donde
el derecho de la mujer sobre su cuerpo supone la legalización del aborto en todo
el mundo. Ello forma parte de una lucha para eliminar una supuesta
discriminación femenina en materia sexual, con lo que la persona humana queda
reducida a una expresión corpórea, y no a un ser integrado, de cuerpo y
espíritu, con libertad y responsabilidad para con el hombre, y la
sociedad.
Esta concepción es la que inspira las diferentes cumbres mundiales de la
mujer, de población, de medio ambiente, etc., en las que se terminan imponiendo
acuerdos y políticas públicas a los países menos
desarrollados.
Efectos del
control demográfico para el Mundo
Hoy día el mundo está experimentando las consecuencias y efectos de años
de aplicación de estas políticas de control de la población. Los países
desarrollados experimentan actualmente serios problemas de bajas tasas de
natalidad, altos índices de abortos y envejecimiento de su población, lo que no
les permite tener generaciones de recambio. En otras palabras, los jóvenes
serán menos que los ancianos, con
las consecuencias que ello trae tanto para la mano de obra como para el pago de
las pensiones y beneficios sociales para la tercera
edad.
En Europa se está sufriendo fuertemente este fenómeno de la despoblación
y envejecimiento de su gente. En 1975 la edad promedio en el mundo era de 22
años, para el 2050 este promedio será de 38 años. En 1900 Europa concentraba el
25% de la población mundial, las proyecciones para el 2050 son de que este
continente tendrá sólo el 7% de la población del
mundo.
Casos como los de España e Italia son preocupantes. Las mujeres españolas
tienen hoy día un promedio de 1,07 hijos, siendo que el mínimo que se necesita
para tener generaciones de recambio es de 2,1 hijos promedio. La mayoría de los
países europeos ya no se están reemplazando a sí mismos demográficamente. Según
las Naciones Unidas, 61 países (incluida toda Europa) tienen una tasa de
natalidad inferior a la de recambio, cifra que llegará a 80 países el año 2001.
El promedio de hijos en Europa Occidental es de 1,6 por mujer, tasa que
incluso es menor en Europa del Este, principalmente los países del ex bloque
comunista donde la tasa de fertilidad es de 1,3 hijos
promedio.
Por su parte, la población italiana disminuirá en un 28% para el año
2050, y si a eso se suma que para el año 2005 la tercera parte de la población
europea estará cobrando sus pensiones, nos encontramos frente a una situación
bastante compleja. Más aun cuando es el Estado quien debe asumir esta carga, es
decir, los contribuyentes europeos deberán solventar estas pensiones, así como
los sistemas de salud y cuidado de los ancianos que ya no cuentan con familiares
que se hagan cargo de ellos, debiendo asumir esta responsabilidad el
Estado.
Un caso paradigmático es el de la República Popular China,
que hace un tiempo inició una política de un solo hijo por familia, castigando a
quienes tuvieran más hijos, hecho que produjo diversos efectos. En primer lugar,
este control fue efectivo sólo en las zonas de Pekín, donde existía un mayor
control, por ello la población urbana ha sido la que efectivamente disminuye y
la rural ha seguido creciendo. Por otra parte, dado que se privilegiaban los
hijos hombres, se ha producido una gran cantidad de abortos de mujeres, incluso
infanticidios de niñas de 2 y 3 años cuando su madre quedaba embarazada de un
varón. Esto está produciendo desproporción importante de niños hombre versus
mujeres, con las consecuencias lógicas que ello tendrá en el futuro. Un estudio
demostró que en 1995 había 36,8 millones más de varones que de mujeres en China,
estimaciones que otros elevan a 66 millones.
Esta serie de efectos que está teniendo la política mundial de control
demográfico ha llevado a las Naciones Unidas a proponer políticas de migración
selectiva, es decir, permitir que en algunos países crezca más la población para
“ofrecerle” mano de obra a los países que enfrentan problemas de
despoblación.
Esta nueva aberración de los organismos internacionales, de querer
controlar ahora el crecimiento selectivo de la población, nos llevará ya no sólo
a controles de natalidad, sino que a prácticas eutanásicas y eugenésicas, de
manera de no tener que cargar con los “altos costos proporcionales” que les
significan los ancianos o niños enfermos, versus adultos mayores o ancianos
sanos que deben igualmente financiar
sus pensiones y salud.
Conclusión
No puede dejar de asombrar que hoy día Naciones Unidas esté preocupada
por la falta de población que existe en algunos países cuando durante años
promovió prácticas de control de natalidad masivas, haciéndose eco y vocera de
las teorías malthusianas y sus posteriores seguidores, sin considerar las
capacidades humanas para sobreponerse a las dificultades, es decir, su inventiva
e ingenio.
Sin embargo, en vez de
reconocer que todas las predicciones fallaron, que las teorías
catastrofistas no ocurrieron y que las políticas demográficas han tenido efectos
perversos, insiste en controlar desde los Estados más poderosos y las instancias
internacionales el crecimiento, ahora selectivo de la población, con las
consecuencias negativas que ello traerá desde el punto de vista del racismo, la
xenofobia, la eutanasia, etc.
Ronald
Bailey, “La
Explosión del Progreso: Permanentemente se aleja de
la Trampa
Malthusiana”.
Maurice
King, Lancet, “Health is a sustainable state”, 1990. Citado en Op. Cit.
1.
José Murri, “El mito de la
superpoblación”, ACI Digital, Por La Vida. Mendoza, Argentina. Marzo
2000.
José Murri, op. cit.
José Murri, op. cit.
Ronald
Bailey, op. cit.
Adolfo J. Castañeda,
“La Mentira de
la
Sobrepoblación: la seudociencia y los tontos útiles al servicio
de la ideología anti-vida”.
Adolfo J. Castañeda, op.
cit..
Adolfo J. Castañeda, op.
cit.
Zenit. Agencia de Noticias. Semana
Internacional, sábado 6 de mayo. Citando a los periódicos Chicago Tribune y
Washington Post.
Fuente:
Corriente de opinión, Mayo 2000,Nº 25